miércoles, septiembre 05, 2007

Maduración


Cuando era chico me gustaba decir, como un chiste, que las frutas eran las golosinas de los viejos. ¿Qué querés de postre, una naranja? Hoy en día como cualquier fruta y pienso que es un bocado sublime. Pienso: si un chef fuera capaz de hacer algo como esta banana sería considerado un genio sobrehumano. El cambio no puede pensarse como un aumento de la seriedad, sino como un despliegue de sensualidad, de una sensualidad de mucho mayor alcance y calidad.

3 comentarios:

Eco Veo dijo...

Aparte tienen la belleza de la flor, son de alguna manera órganos reproductivos, vida pura...

laura dijo...

¿viste? a mí ahora me gusta la sopa de verduras.

Anónimo dijo...

Me encanta y comparto el enfoque que le das a este tema. Hablar de sensualidad, para muchas personas, remite casi exclusivamente al mundo de las relaciones con el sexo opuesto.
Hablar, en cambio, de sentir sensualidad al comer una fruta, me parece que es, como bien decís, un ensanchamiento de las posibilidades sensoriales, un registro más alto y profundo de la riqueza del mundo que nos rodea. Yo, no hace mucho, empecé a adquirir un hábito: acariciar flores, hojas, etc. Esto, que podría parecer propio de un loco (para algunas personas) lo siento, por el contrario, como una expansión de mi amor por el mundo, por su belleza y por el fenómeno de la vida. Cada vez me conmueven más cosas, y creo que eso no es gratuito, tiene que ver con una decisión consciente de ser más sensible, de estar más conectado con la vida.
Te mando un gran saludo.
Julián.

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