lunes, febrero 06, 2006

La voluntad (fragmento de Savater sobre Nietzsche)

Savater escribió, entre muchas otras cosas valiosas, una introducción a Nietzsche llamada "Idea de Nietzsche" que es muy buena. En la página llamada "Nietzsche en castellano", que tiene cientos de textos de y sobre Nietzsche y es una página a la que hay que estar agradecido, hay un texto de Savater extraído de su "Historia de la ética", en el que habla del sentido de la voluntad enNietzsche y en otros autores anteriores. Quiero reproducir aquí un párrafo que me sorprendió porque habla de la voluntad como si hablara de lo que suelo concebir más bien como el deseo, y que ilumina de esa forma un aspecto no siempre claro del tema, que consiste en el aporte intencional. El deseo, si bien surge de uno y es algo que uno no elige, se realiza sin embargo a partir de un aporte extra, la llamada intención. En todo caso, es posible dejarlo en los términos en los que lo hace Savater en este párrafo:

La voluntad es la expresión humana del ímpetu universal; trama deseante configurada como nuestra especifica misión, como aquello que la realidad espera de nosotros. Pero lo que nosotros podemos esperar de lo real en el cumplimiento del deseo, eso no esta del todo determinado: tal es la corrección aportada por Nietzsche al esquema shopenhaueriano.

Durante milenios, los hombres han buscado
alivio y control respecto a la urgencia demoníaca de la voluntad, disculpas y cauces para una responsabilidad activa que representaba la amenaza primordial contra la sociabilidad en lucha por afianzarse, aunque ésta brotó también de esa misma arrebatada fuente. Allí donde crece lo mas peligroso, crece también lo que puede remediarlo... La religión y la moral de ella derivada no provenían sino de una sistemática desconfianza respecto a la voluntad, seguida de una no menos sistemática renuncia.

Pero como no es posible desconfiar de toda voluntad y renunciar del todo a ella, pues fuera de la voluntad no hay sino nada, la voluntad de la que se aprendió a desconfiar y a la que se ordenó renunciar fue sólo la voluntad
propia. Ésta resultó así pasión, egoísmo, afán desordenado, origen de todo mal, feroz rapiña o sensual perdición: insociabilidad, improductividad. En cambio, la otra voluntad, la que no es mía, quedó consagrada como ley divina, fundamento social y orden productivo: hágase tu voluntad y no la mía.

Link: Nietzsche en castellano.
Link: Texto de Savater.

4 comentarios:

Vicente dijo...

Bueno es complejo el pensamiento pero, en el orden individual se podría relacionar fácilmente al psicoanálisis y la cura que procura, la represión como "voluntad reprimida" es interesante: el miedo y el desconcierto que genera no saber lo que se desea y menos lo que desea el otro, hace no-aceptar esa pregunta ¿Que quiero yo? ¿Que tengo que ver yo con esto? porque interviene otro paso más allá, un pensarce, hacerce cargo de las cosas y dejar de culpar hacia afuera.
Igual que la voluntad, lo inconsciente no se puede contener , el instinto inconsciente, busca su salida, su alivio: el neurótico al tener conflicto con su deseo y una represión no trabajada lo padece, el instinto (o trieb=pulsión) busca su concreción por otro lado, un síntoma o una fobia, el sano busca una salida posible y la ejecuta. El neurótico dice: "Si yo hiciera tal cosa", el sano dice "Yo hago esto". Afirma, pisa el suelo, hace lo que puede. Puede. El neurótico vive en sueños, fantasías, en la imposibilidad y la tristeza perpetua.
Aunque la comparación es forzosa y necesito mas estudio, es muy similar a la voluntad planteada en el post,la voluntad es intolerable, como lo es la pulsión, por tanto se lucha en contra de su ejecución, pero no se logra del todo una fuga, por tanto se trastoca hacia la insociabilidad y la improductividad. El hecho represivo en masa es sin duda la cultura, sin verla como cuco no tengo miedo de decir que la cultura es lo que nos domestica, sin poder hacer de eso nada... Pero el trabajo a realizar es armarse de poder de voluntad para hacer lo posible dentro de un conocimiento mayor de lo incontrolable de nuestros deseos inconscientes.

Que Freud, Nietzche y los existencialistas se hagan amigos para que todos vivamos mejor.
Saludos :-D

AOF dijo...

Leyendo el comentario de Vicente que dice en una de sus partes: "...El neurótico vive en sueños, fantasías, en la imposibilidad y la tristeza perpetua..." No pude evitar hacer el paralelismo entre lo que el define como caracteristicas de el neurótico y las caracter´siticas que yo mismo le atribuyo a las pseudo-izquierdas argentinas. Izquierdas neroticas?
Perdonen que no respete el hilo del post, pero me parció una analogía simpática.
Saludos
Maguila - www.maguila.com.ar

Raquel Barbieri dijo...

Buenas tardes Alejandro y todos,

A mí me pasan dos cosas (como mínimo) con este tema: Una es que coincido en que el deseo es algo que uno no elige.
Creo que cuando--por ejemplo-- sentimos deseo sexual, hambre de comida, gusto por lugares es porque eso contiene en alguna medida, la esencia de lo que nosotros mismos somos.

Si nos amamos a nosotros mismos, creo que nuestro deseo se despierta en lo que nos nutre y mejora como seres humanos; en cambio, si estamos en una etapa de no querernos mucho, es posible que el deseo sea producido por algo que pueda más bien perjudicarnos.

Hago un paréntesis: Me parece que estar hablando de las neurosis y de las patologías de la personalidad en forma permanente puede llevar a una neurosis nueva que podría ser el resultado del miedo de actuar espontáneamente.

A ver si puedo ser más clara,,,,, tanto se rotulan las conductas que tenemos como humanos, que llega un momento en que si no decís BASTA, empezás a ponerle títulos a cada acto de tu vida: "Neurosis x", "Neurosis Y" y el actuar libre y francamente se pierde.

Me interesa cuando leo que algunos de ustedes que saben mucho de Psicología hacen un análisis de los temas, pero hay una parte que se escapa en dichos análisis... y es que la persona es muchas cosas a la vez, no sólo un cuerpo con un cerebro adentro.

Creo entender que Savater habla de la religión y la moral como "reguladoras" de la pulsión que llevamos dentro los humanos, ya que es bien cierto que cuando uno pertenece a una religión es proclive a hacer lo que esté dentro de la voluntad de ese dogma (cual fuere) y no a hacer lo que uno quisiera.
La religión se convierte entonces en una barrera de contención de los impulsos animales.

Eso, por un lado alivia y por el otro, mina la personalidad, lo cual no significa que la gente creyente en Dios no ejerza nunca su voluntad.
Mi interpretación de “Hágase tu voluntad” es distinta; para mí, se refiere al reconocer que el ser humano tiene un límite en sus capacidades y poder. Entonces, cuando algo se escapa ya de nuestras manos, se trate de un tema de sentimientos, enfermedad, injusticia, ahí es el momento en el que surge el “Hágase tu voluntad”.

Me parece que la voluntad de cada uno de nosotros siempre estará teñida de lo que creemos que está bien y mal, según la "Cultura" a la que pertenezcamos (que a veces sí es el Cuco).

Clasificar de neurótico o sano a alguien sin conocerlo a fondo es una locura en sí misma.
No se puede juzgar de neurótico a un soñador que se dedica al arte, tal vez sí al soñador que no puede plasmar sus fantasías dentro de una obra concreta.

Si Michelangelo le hubiera dicho a una persona muy estructurada y “realista” que veía al ángel dentro del mármol y que sólo debía cincelar hasta liberarlo, lo habrían tildado de loco.

La realidad es subjetiva. Obviamente existe una “gran” realidad universal que es la que nos permite entendernos, una realidad que nos hace poder comunicarnos, pero es tan malo juzgar de neurótica a una persona con imaginación como juzgar de mediocre a alguien que no tiene vuelo ni fantasía y cuyo mundo es solamente lo que los ojos pueden alcanzar a ver.
Las diferencias enriquecen y muchas son complementarias entre sí, como lo son el deseo y la voluntad.

El deseo es nuestro lado animal y la voluntad (netamente humana), podría ser la intelectualización o procesamiento de ese deseo. Creo que ambos se dan juntos en la persona y hablan de nuestro interior en pugna.

En cambio, los puramente animales no tienen esa lucha: El perro tiene hambre y no se fija en cuántas calorías tiene el guiso, lo come; está en celo, no se pregunta nada y hace, busca la satisfacción de su deseo, y listo.
La voluntad es patrimonio nuestro.

Cariños,
Raquel Barbieri

beralalo dijo...

Si cada uno de los humanos hace valer su voluntad de imponerse sobre los otros 7.000 millones, aquí no queda más que Nietzsche, el psicópata megaegomaniaco suprahombre monstruo y superbestia.
Habrá que reconocer la voluntad propia en convivencia con las voluntades de los otros, sin pretender, como Nietzsche, "exterminar a millones de hombres" y llamarlos "tarados".
Savater adicto a la nietzschemanía es un ejemplo de los tópicos y falsedades con que se halaga un discurso patético e inhumano como el de F.Nietzsche.
En mi web alonsofia.com muestro "El error Savater", que es hablar sin saber.Así nos va.

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